Fernán González.

De  Biografías y Vidas.- (?-Burgos, 970) Primer conde independiente de Castilla (930-970). Personaje teñido de tintes legendarios, poco se sabe de su origen, salvo que era miembro de la influyente familia de los Lara. Con el tiempo, se convirtió en uno de los nobles más poderosos del reino leonés, y reunió en sus manos importantes territorios en la parte oriental del reino de Ramiro II. Tuvo un papel destacado en la batalla de Simancas (939), y a continuación conquistó Sepúlveda y la repobló.

Viendo su poder acrecentado, empezó a actuar de manera cada vez más independiente de su señor, y, siguiendo esta política, se casó con Sancha, hermana del rey de Navarra García Sánchez I. Ante esto, Ramiro II le hizo encarcelar en el 944, y lo mantuvo retenido durante tres años, hasta que Fernán González se avino a renovarle su juramento de fidelidad.

Muerto Ramiro II en el 951, el reino de León quedó sumido en una crisis dinástica que Fernán González supo aprovechar en su favor. Inicialmente apoyó las reclamaciones de Sancho contra su hermano Ordoño III, pero al no prosperar su causa se vio obligado a reconocer a Ordoño como rey. La temprana muerte de éste permitió al castellano recuperar su capacidad de maniobra, aunque en esta ocasión no apoyó las pretensiones de su antiguo aliado, el rey Sancho, si no que se alineó con el hijo de Ordoño III, Ordoño IV.

Enlaces  Wikipedia y Artehistoria.

Poema de Fernán González. fijación histórica.

Blog dedicado exclusivamente a este personaje.

Peste

HISTORIA DE LAS ENFERMEDADES: LAS PESTES

Una epidemia de Peste Negra devastó Europa a mediados del siglo XIV. Se conocían varias formas de peste en el mundo civilizado desde tiempos antiguos. Los historiadores griegos y romanos describieron brotes repentinos y mortales de una enfermedad epidémica en Constantinopla, en el siglo VI d.C. donde más de la mitad de la población pudo morir por esta razón. El brote denominado en la actualidad la peste negra alcanzó Europa desde China en 1348 y se expandió a gran velocidad por la mayoría de los países. Sus resultados fueron desastrosos.

Una epidemia de Peste Negra devastó Europa a mediados del siglo XIV. Se conocían varias formas de peste en el mundo civilizado desde tiempos antiguos. Los historiadores griegos y romanos describieron brotes repentinos y mortales de una enfermedad epidémica en Constantinopla, en el siglo VI d.C. donde más de la mitad de la población pudo morir por esta razón. El brote denominado en la actualidad la peste negra alcanzó Europa desde China en 1348 y se expandió a gran velocidad por la mayoría de los países. Sus resultados fueron desastrosos.El bacilo de la peste afecta a roedores salvajes y sus parásitos, en especial a la rata negra y su pulga, Xenopsylla cheopis. Una rata enferma, portadora del bacilo, puede infectar a la pulga que se alimenta de su sangre y en determinadas condiciones la pulga puede transmitir la enfermedad a los seres humanos. Los historiadores modernos piensan que ésta fue la causa más común de expansión de la enfermedad.

Hay dos formas de peste, dependiendo de su gravedad. La más importante es la peste bubónica, que afecta a los ganglios linfáticos y provoca la inflamación de aquellos situados en la garganta (forúnculos, bubones), axilas y, en especial, en las ingles. Este tipo fue muy habitual en la baja edad media europea y a principios de la edad moderna. La mortalidad para los afectados era superior al 75%: la mayor parte moría en la primera semana tras la aparición de la enfermedad. Aparecía en los meses de verano y solía alcanzar un pico en septiembre. En Londres y otras grandes ciudades europeas estos meses eran considerados insalubres y, quien podía permitírselo, se ausentaba de la ciudad.

Pero más mortal era la peste neumónica, una de las enfermedades más infecciosas y mortales conocidas por el ser humano. Era frecuente en los meses fríos del invierno, afectaba a los pulmones y se trasmitía con facilidad, ya que se podía expandir a través de la tos y los estornudos. Era fatal en un 95% de los casos y sus víctimas morían unos tres días después de la aparición del brote.

Se cree que la peste negra de mediados del siglo XIV se inició en las estepas de Asia Central y se extendió a China e India. Los cronistas contemporáneos pensaban que una serie de desastres naturales, como los terremotos, habían roto el equilibrio ecológico. Es posible que los portadores de la enfermedad fueran los mercaderes que viajaban desde las regiones afectadas empleando las habituales rutas de mercado desde Oriente Próximo y el Mediterráneo. Alcanzó Constantinopla en 1347, y París y la costa sur de Inglaterra en el verano de 1348. Más tarde se expandió al resto de Europa. El hecho de que continuara en los meses de invierno así como en el verano sugiere que ambas formas neumónica y bubónica coexistieran, debido a que la primera aparecía en condiciones de hacinamiento, por ejemplo, cuando la gente se agrupaba para calentarse. La velocidad con la que la enfermedad se extendió en una sociedad  rural en su mayoría y con baja densidad de población según las pautas modernas, el corto intervalo entre la aparición de la infección y la muerte y la alta incidencia de mortalidad apuntan hacia un tipo muy virulento de enfermedad. La epidemia cruzaba las fronteras con facilidad, no sólo entre diferentes países sino también entre animales y seres humanos. Los observadores notaban la muerte de los animales domésticos, de los animales de la granja e incluso de los pájaros, afectados por la peste humana en brotes posteriores. No hay duda de la violencia y del impacto dramático de la peste en 1348-1349. Muchos observadores contemporáneos, incluso con formación y bien documentados, quedaron impresionados ante la devastación humana causada por la enfermedad, creyeron que casi todos los habitantes de muchos lugares sucumbieron, y que sólo sobrevivieron unos pocos. Boccaccio, en su prefacio de El Decamerón, consideraba que murieron 100.000 en su Florencia natal, cantidad que quizá fuera toda la población de la ciudad. En ese tiempo se estimó incluso un 90% de mortalidad, pero dichos cálculos se han visto reducidos por las investigaciones modernas, debido a la escasa fiabilidad de los datos de la época; pese a ello, las cifras aceptadas hoy por los historiadores siguen siendo elevadas. Se ha mostrado que en las áreas más afectadas de Europa, más de la mitad de la población pereció. Donde los datos están completos, como en las ciudades italianas, está claro que las tasas de mortalidad fueron con frecuencia diez veces más altas de lo habitual, con cientos de habitantes que morían a diario en las grandes urbes. En otras áreas de Europa, el impacto fue mucho menor aunque los brotes tardíos de la enfermedad fueron más dañinos. Se piensa que en los territorios que ocupan los actuales Países Bajos, por ejemplo, la peste negra pasó de largo, pero tuvieron que sufrirla más tarde. Los coetáneos quedaron desconcertados por la enfermedad a medida que aumentaba su impacto. Pero hasta comienzos del sigo XX no se entendió en su integridad y se dispuso de un tratamiento efectivo. Se especuló mucho sobre la causa del brote. Algunos creían que era responsable la corrupción del aire, con un invisible pero mortal miasma procedente del suelo y apuntaban que los recientes terremotos habían liberado vapores insalubres desde las grandes profundidades. Pero las pestilencias eran comunes en la vida medieval y las viviendas insalubres, los mataderos de los carniceros y las zanjas hundidas —que siempre preocupaban a las autoridades— eran muy impopulares cuando amenazaba la peste. Los cuerpos en descomposición de las víctimas así como sus pertenencias y vestimentas eran temidos en especial. En una primera forma de guerra bacteriológica, un ejército de apestados intentaba capturar la fortaleza enemiga catapultando los cadáveres dentro de la ciudad para infectar a los sitiados. En las áreas urbanas pudientes, los magistrados desarrollaron formas de enfrentarse con la enfermedad, a pesar de la falta de conocimiento sobre sus verdaderas causas. Al igual que las normas para mejorar la higiene y el saneamiento, se ordenaron restricciones del movimiento de la gente y de las mercancías, el aislamiento de los infectados, o su retirada a hospitales periféricos (‘casas de apestados’), enterramientos improvisados (‘foso de pestosos’) de las víctimas en cementerios extramuros sobrecargados y la quema de sus vestimentas. Como se creía que el aire infectado era nocivo, se utilizaban remedios populares como ramilletes de aromas dulces y la quema de especias e inciensos en los interiores. En brotes posteriores, tras la introducción de las hierbas procedentes de las indias exóticas del Nuevo Mundo, se pensó que el consumo de tabaco era efectivo. En toda Europa la Iglesia y los moralistas en general, opinaron que la peste negra era un castigo de Dios por los pecados de la humanidad, y reclamaron una regeneración moral de la sociedad. Fueron condenados los excesos en la comida y la bebida, el comportamiento sexual inmoral, los atuendos insinuantes y, con motivo de la peste, las congregaciones se inclinaron hacia la espiritualidad más exacerbada.

En muchos sitios el ánimo de penitencia fue llevado al extremo. El movimiento flagelador creció en popularidad: los hombres, con los torsos desnudos, se fustigaban con látigos en señal evidente de humildad frente al juicio divino. Debido a que el movimiento ganó adeptos y como funcionaba al margen de la iglesia establecida fue desautorizado por el papado. En respuesta a esta corriente de algunos coetáneos, enfrentados a esta enfermedad impredecible e indiscriminada, donde los virtuosos no eran más inmunes a la muerte repentina que los impíos, fue vivir la vida, o lo que quedaba de ella, al límite. El Decamerón de Boccaccio es una demostración, en forma de serie de historias contadas por supervivientes exilados de la peste en Florencia, cuyos brillantes e impúdicos contenidos son un antídoto al miedo a la muerte inminente. Para aquellos que buscaban una explicación fácil de la expansión de la enfermedad, los culpables eran los habituales proscritos de la sociedad. En muchas zonas, los mendigos y pobres fueron acusados de contaminar al pueblo llano. En aquellas partes de Europa donde los judíos eran tolerados la violencia popular se volvió contra ellos. En diversas zonas del Sacro Imperio Romano Germánico y algunas ciudades suizas hubo masacres de judíos, acusados de envenenar los pozos, crimen que muchos confesaron bajo tortura.

Extraído de la página revista médica

Vestimenta.

Enlace de Wikipedia

Medicina 2

Enlace sobre la Historia de la Medicina.

Información extraída de la siguiente página Historia de la Medicina. 

 Entre los siglos XII y XIV, llegó a su apogeo la cultura de la Edad Media, fundándose en Europaa unas 80 universidades, multiplicándose al mismo tiempo los libros de texto y los profesores de Medicina.

Teoría.-  Aparte de los poderes curativos de santos y reliquias, el tartamiento estaba basado en los tiempos medievales en la expulsión de los humores corrompidos, por medio de purgantes,eméticos, ventosas, sangrías y enemas. A fines de la edad media predominaban en la terapéutica una escuela de medicina Astrológica: la Universidad de Bolonia poseia una cátedra de Astrología que consideraba que la Luna ejercía una mayor influencia sobre la venesección; el valor de los eméticos y purgantes dependía de las condiciones del zodiaco. En la farmaconea medieval además, las piedras preciosas se consideraban símbolos: la esmeralda reprimía los impulsos sexuales, el zafiro fortalecía la vista. La mandrágora a su vez era un afrodisíaco muy estimado. Los órganos y excrementos de varios animales se mezclavan en posiones y medicinas, así como la leche, sangre y orina de seres humanos.

Cirugía.-   En la cirugía medieval los vendajes se empapaban en vino añejo; se usaba la esponja con narcóticos, se curaban las hemorroides con cauterio o por taponamiento. La práctica de la cirugí incluía la extirpación de los pólipos nasales, tonsilectomía, trepanaciones y traquetomías; los cirujanos, no eran bien vistos al principio de la edad media, siendo considerada una rama inferior indigna de los médicos, hasta que posteriormente gracias a las reclamaciones de Saliceti(U. de Bolonia) y Lanfran(U. de París) fué entrando gradualmente al terreno científico.

    La  Obstreticia y Ginecología sufrieron un estancamiento. Las comadronas atendían los partos y se procedía a la práctica de sacudir a la parturienta para acelerar el parto. La cesárea estaba mencionada en los libros de texto pero no se practicaba.

 

EL DESARROLLO HOSPITALARIO

Hospitales.-  Si bien los hospitales no se inician en la Edad Media, ya que los asirios-babilónicos, griegos y hebreos tenían lugares de recogimiento para los enfermos, en esta época donde se difunde y presentan una mayor actividad, en especial en la época de las cruzadas.

    La edad media en el aspecto hospitalario comprende tres etapas: la primera, en los inicios medieval, cuando aparecen los hospitales cristianos, que como ya se vió estaban localizados en los monasterios; la segunda, cuando en la época de las cruzadas se establecen a lo largo de las rutas de los cruzados alojamiento del tipo hospitalario para la  atención de los herido y enfermos de toda clase, en esta época cuando surgen las órdenes militares de caballería con los nombres de caballeros hospitalarios u ordenes de San Alejo, San Antonio, Hermanos de la Misericordia y otros que se dedicaron al cuidado de los enfermos y presataron importantes servicios a la humanidad sin esperar otra recompensa que la del cielo. La tercera etapa, que se prigina al ampliar los servicios hospitalarios iniciados en las cruzadas, es la aprición de verdaderos hospitales en varias ciudades de Europa, seguidas inmediatamente  por hos[pitales especializados como asilos de enfermos mentales, llamados entonces «casas de orates» ; en el siglo XII, con la aparición de la apidemia de Lepra en Europa, se crean a su vez los Lazaretos, llamados así en honor a Lázaro, el leproso de la Biblia, llegando a principios del siglo XIII a existir aproximadamente 19.000 de estos hospitales o lazaretos.

    La peste bubónica hizó su aparición en Europa en el siglo XIV diezmando la población, lo cual obligó a las comunidades a adoptar una serie de medidas de higiene pública, asi los viajeros provenientes de Oriente se los obligaba a estar incomunicados por 30 días al llegar a Europa, por cuanto se creía que era de Oriente de donde provenía el contagio. Posteriormente este aislamiento fué ampliado a 40 días, tomando entonces el nombre de cuarentena con que se le conoce hasta nuestros días.

    A más del aislamiento, se dictaron otras medidas higiénicas destinadas a evitar la epidemia: la primera recomendación era escapar de la región afectadal; de no poder hacerlo, había que purgarse con aloes, practicarse sangrías, purofocar el aire con fuego y combatir las putrefacciones ácidas.

    En resumen, la medicina medieval no aportó descubrimientos nuevos, más bien redescubrió la tradición griega, asimiló la medicina árabe los métodos y la faramacología, dignificó al médico al reglamentar la enseñnza en Universidades y necesitar el título para ejercer la profesión, construyó hospitales en gran escala y estableció la contagiosidad de las epidemias, dando conceptos nuevos de Higiene y Salud Pública. 

Medicina medieval

Un breve paseo por la Medicina Medieval

Los médicos
Si nos enfermásemos en la Edad Media tendríamos tres posibles destinos, que variarían dependiendo del tipo de especialista que nos toque: los doctores, los monjes o los herborístas. Irónicamente caer en las manos de un doctor medieval era lo peor que podía ocurrirnos ya que éstos se basaban en amuletos y oscuras teorías relacionadas a “sobrantes de cuerpo” que llevaban a amputaciones o drenados de sangre groseros e innecesarios que, consecuentemente, terminaban en la muerte del paciente. Ser tratados por un monje era más bien esperar a que nuestras auto-defensas corporales nos salvaran de morir. Aunque un plus radicaba en que los monjes ofrecían comida y reposo al paciente, lo que en gran parte de las enfermedades “mortales” de la época (gripe, resfríos, etc) era lo suficiente como para curarnos. Por último se encontraban los herborístas, éstos, llamativamente, eran lo mejor que podría tocarnos. Basados en los conocimientos empíricos dejados por los Griegos y Romanos de las plantas y los animales, se dedicaban a realizar “pócimas” que, algunas veces, lograban recuperarnos.

Qué se creía
Existían dos tipos de teorías acerca de las enfermedades:

La creencia religiosa: se pensaba que la enfermedad era un castigo de Dios (algo heredado de los Romanos, quienes atribuían las enfermedades a enojos de los distintos Dioses Olímpicos).

La escuela Hipocrática, o de “los 4 humores”: Los humores, originalmente, no eran emociones sino que eran los fluidos del cuerpo. Como se creía que cada humor era responsable de otorgarle alguna de las emociónes a la persona se entendía, entonces, que el correcto balance de estos “humores” era la llave a la buena salud. Lamentablemente esta teoría llevaba a que los “médicos” pensaran que en una persona existían “excesos de humor” ocasionando prácticas de drenado del o de los líquidos en cuestión. Esta teoría tenía una aceptación muy grande entre los “científicos” ya que se basaba en las cosmogonías generadoras del Universo, o los elementos: Sol (Fuego), Tierra, Agua Aire. Veamos una lista de cada humor y que emoción contenía:


De esta manera, si una persona tenía fiebre y sudaba mucho (calor y humedad) instantáneamente se pensaba que tenia un exceso de sangre, por lo que se procedía a drenarle parte de este tejido líquido. O también, por ejemplo, si una persona tenía problemas mentales y era agresiva, se creía que ésta padecia de un exceso de bilis amarilla (y ya se pueden imaginar lo mal que la iba a pasar). Como podemos ver era mucho mejor que nos tocara un monje o un herborísta que un doctor. 

Algunas imágenes relacionadas (British Library):

 Extraído de esta página Antrix.

 

Camino de Santiago.Enlaces

Cervantes

El hecho de que hubiera una gran cantidad de gentes por los caminos medievales en dirección a un solo lugar, tendía a que todos ellos utilizasen caminos donde la circulación fuese más cómoda geográfica y funcionalmente, lo que dio origen a los diferentes Caminos a Santiago, con especial atención a unas rutas principales y otras secundarias o subsidiarias. En España la ruta más importante era la que atravesaba toda la meseta desde los Pirineos, donde recogía todo el flujo de peregrinos europeos, aunque también había otras fórmulas de llegar a Santiago sin cruzar esas montañas ( por mar, por el sur y por el este de la península).

Dado que esa ruta principal era la que recibía el mayor flujo de peregrinos, al principio fundamentalmente franceses, acabó denominándose para todos nosotros como el Camino de Santiago ó Camino Francés. Ya a finales del siglo XI estaba consolidada la ruta en los documentos con nombres que hacían relación a tal función peregrinatoria y jacobea, como : Vía ad Sancto Iacobo, Camino de Sancti Iacobi, Camino peregrinorum, Strata publica peregrinorum, Iter francorum, Via francigena.

Los criterios para adjudicar el nombre de Camino de Santiago a una vía deben ser rigurosamente históricos y no de necesidad moderna coyuntural, como estamos asistiendo en la realidad municipal de nuestros días. Entre los factores que pueden ayudar a señalar una vía como la de los peregrinos medievales están los de estar citados y reconocidos en la literatura hodepórica (de viajes) en la guías antiguas, el hallazgo en esas vías de canciones antiguas de peregrinos basadas en las tradiciones musicales de la región, la fundación de ciudades y hospitales en la ruta que facilitaran el tránsito y que deben estar presentes y reconocidos en la documentación de fueros y fundaciones, el hallazgo de leyendas, milagros y tradiciones que por su repetición y continuidad prueban la existencia del paso de peregrinos, alusiones y denominaciones del nombre Camino de Santiago en los documentos de la época. Es aventurada la adjudicación de ruta de peregrinación por un solo hospital o hospedería, que como ya avanzamos había muchos y la voz de peregrino podía ser interpretada de diferentes formas. Tampoco la advocación de iglesias con el nombre de Santiago indicaba una ruta hacia Compostela, pues muchas de ellas estaban fundadas no necesariamente en y por el Camino. La noticia de un solitario peregrino no es fundamento de camino, porque muchos daban vueltas y se perdían antes de encontrar la ruta certera.

Camino de Santiago en La Rioja.

Página muy sencilla, con poca información.

Artehistoria.

Arteguías.

Enlace interesante.

Mundicamino.

Enlaces de cada comunidad.

 Tramo Navarro.