Espada

El armamento defensivo del guerrero a lo largo del siglo XI, consistía principalmente en un gran camisote de cota de malla, denominado Hauberk. Las espadas se caracterizan por su ancha hoja de doble filo, diseñada para cortar y tajar. La empuñadura de dichas espadas era corta, de una sola mano, a pesar de la tradición que cuenta cómo Harald Hardrada desdeñaba el uso del escudo para empuñar la espada con ambas manos.  El sistema de forja usado consistía en introducir una barra de hierro en el interior de una V de acero, soldando todo el conjunto a la calda; luego se retorcía mezclando ambos materiales y se volvía a martillar formando una pieza homogénea, la cual era carburizada para conseguir su dureza final, es decir, se calentaba en un fuego de carbón para que mediante absorción, se produjese una fina capa de material muy duro sobre todo en los filos. Este proceso se siguió usando en Europa hasta fines del siglo XI aproximadamente.  Desde fines del siglo VIII los armeros vikingos habían desarrollado una tecnología para fabricar hojas de un acero homogéneo. . En las últimas hojas de esta tipología es corriente encontrar el nombre de ULFBERHT, atribuido a un armero o familia de armeros, posiblemente originarios de Rhineland (cerca de Solingen). El tipo de guarnición usado no varía prácticamente en Europa, predominando el estilo escandinavo, consistente en un gran pomo aplanado de tres o más lóbulos y una empuñadura formada por dos cachas de madera, hueso, asta, etc, que se fijaban mediante tiras de piel o cuero. La cruz de gavilanes suele ser corta, de brazos rectos o ligeramente caídos.

A lo largo de todo este periodo la espada va a ser portada dentro de una funda suspendida del cinturón en el lado izquierdo, como puede apreciarse en el famoso tapiz de Bayeux, y muchas de las representaciones escultóricas de la época. Esta vaina va a consistir principalmente en dos finas laminas de madera con la forma de la hoja, recubiertas de piel o cuero, con mayor o menor trabajo de decoración, en algunas ocasiones el interior de las mismas estaba recubierto de lana la cual prevenía en alguna manera la oxidación. En siglos posteriores este recubrimiento interior desaparecerá cambiándose por una apretada vaina de madera, que en algunos casos no iría suspendida directamente del cinturón sino de una nueva pieza denominada tahalí.

En España son menos corrientes las espadas datadas entre los siglos XII y XIII con inscripciones, dándose, sin embargo más comúnmente a partir del siglo XIV. No obstante poseemos una importante muestra en las espadas de Sancho IV de Castilla conservada en la catedral de Toledo, las de los hijos de Alfonso X el Sabio, el infante D. Juan de Tarifa, muerto en 1319, también conservada en la catedral de Toledo, y la del infante D. Fernando de la Cerda que se encuentra en el monasterio de las Huelgas en Burgos, o las espadas de Fernando III el Santo, conservada una en la catedral de Sevilla, y la otra denominada «Lobera» en la Real Armería de Madrid.

A partir del siglo XIV la espada medieval va a conseguir su máximo desarrollo que culminará en los ejemplares del siglo XV. La hoja perderá progresivamente el paralelismo de sus filos, adoptando la forma de un largo triángulo isósceles de punta muy aguda, a la vez que el canal o vacéo irá menguando hasta desaparecer, formando robustísimas secciones romboidales con filos a dos mesas. Este fortalecimiento de las hojas, unido a los refuerzos de placas de los nuevos arneses y armaduras, propiciará el uso cada vez más extendido de la punta de la espada frente al filo. Surge así la era de los Estoques. Por su parte, la empuñadura va a mantener la cruz simple de gavilanes ligeramente caídos hacia la hoja. Los puños de una o dos manos empezarán a alternar el sistema tradicional de dos cachas recubiertas por un puño entero, también recubierto, que se introducirá por la espiga de la hoja y se afianzará con el pomo, los cuales ganarán en tamaño y peso, manteniéndose la forma discoidal con pequeñas diferencias.

 

Ballesta

 

Se cree que aparece aproximadamente en el siglo X, en la guerra de asedio en el Norte de Francia y rápidamente se extendió por Europa. Tal vez los normandos ya la empleaban en 1066, asombrando a los bizantinos en 1096 que desconocía por completo este arma.   Aunque las evidencias físicas y escritas sugieren que la ballesta se descubrió en China durante el siglo cuarto antes de Cristo, mientras que un tipo de ballesta llamado gastrafetes se inventó de forma independiente en Grecia aproximadamente en el mismo periodo. No fue hasta el siglo diez u once después de Cristo que la ballesta se convirtió en un arma militar de importancia en Europa. 

La introducción de la ballesta en la Europa medieval se baso en la necesidad de crear algún tipo de mecanismo que les permitiese utilizar el arma de mayor alcance en ese momento (el arco) para lanzar sus proyectiles (flechas) a esa distancia conocida o incluso mayor pero con un menor esfuerzo y destreza. Si pensamos en ello lo que se buscaba sería mantener el arco en su posición de tensado durante el mayor tiempo posible (incluso durante minutos) para apuntar y que ello no conllevase dolorosos resultados en los brazos de quien lo manejaba como en el caso de un arco.

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Las primeras ballestas medievales eran artefactos muy primitivos. Se tensaban apoyando el arco, de tipo simple, en el suelo y sujetándolo con los pies, al tiempo que con las dos manos se tiraba de la cuerda hasta sujetarla en la muesca de un primitivo disparador en forma de palanca que empujaba la cuerda, liberándola. Ya en la segunda mitad del siglo XII, las ballestas eran lo suficientemente potentes como para que se pudieran tensar con la mano, con lo que se tuvo que introducir el estribo, una pieza sujeta a la cureña en el que se introducía el pie para sujetar el arco. Enseguida aparecieron sistemas mecánicos para tensar la cuerda basados en el principio del torno.

Por otra parte, la ballesta era considerada un artefacto para cobardes.  El desprecio de la aristocracia por el arma propulsada a distancia llega hasta el Renacimiento y aunque la Iglesia el Imperio trataron de prohibir su empleo, su potencia y su fácil manejo hicieron que se propagase por toda Europa en los siglos XIII y XIV.   De esta manera, hay que señalar que la ballesta fue utilizada normalmente por mercenarios, a menudo de origen italiano, de donde procedía la madera de tejo que se consideraba la más apropiadas para la construcción de los arcos, si bien se señalan hasta cinco tipos de madera para su finalización. 

Otra de las ventajas de la ballesta la encontramos en sus proyectiles, ya que empleaba dardos (virotes, cuadrillos) más cortos, de cabeza piramidal maciza que eran más baratos y perforantes. El dardo de verga metálica podía atravesar corazas inaccesibles para un arquero.  Sin embargo, su desventaja residía en el largo tiempo que se necesitaba para cargarlas, que hizo a menuda necesaria la asistencia de un escudero portador de un escudo ligero para proteger al ballestero mientras éste recargaba laboriosamente su arma a una cadencia de unos dos a cuatro disparos por minuto, frente a los diez o quince de un arquero experto. Y pese a lo que suele creerse, el alcance de una ballesta no era superior al de un arco largo o un buen arco compuesto pero como decimos, con una mayor capacidad de perforación. Las ballestas serían ya desde el siglo XIII elementos habituales no sólo en asedios sino en batallas terrestres o navales.
 Otras desventajas eran:

Las ballestas tienen poca precisión a larga distancia, pero son, eficientes a corta distancia, en una escaramuza en medio de una batalla el utilizar un arco largo era impensable, pero una ballesta si. La poca precisión a larga distancia se debe principalmente a que los virotes son cortos, muy pesados y casi siempre si emplumar o emplumados con materiales rígidos, cuero, madera.

La lenta carga de la ballesta. Ello dio lugar a la creación de los auxiliares que llevaban grandes escudos (pavise )para protegerse y proteger a los ballesteros en el proceso de carga de estas.

Los problemas de las cuerdas en las ballestas al estar siempre montados y su difícil cambio hacia que por humedad o cuando se mojaban perdieran la tensión y su potencia. 

Para la nobleza cristiana y para la Iglesia de Roma la ballesta fue un arma despreciada cuando no maldita, no en vano una de sus representaciones más antiguas en la iconografía era en manos de un demonio. En efecto, para un noble entrenado desde la infancia en el arte de la guerra, protegido con un costosísimo armamento defensivo, era intolerable la posibilidad de ser vencido o muerto no por un igual sino por un plebeyo escasamente adiestrado, cobarde por definición y desde una distancia tal que era imposible la mera defensa. De hecho, mientras que un caballero capturado era normalmente respetado por sus pares, por solidaridad de clase y para conseguir un rescate, los arqueros y ballesteros eran masacrados como asunto de rutina e incluso los nobles de un ejército podían aplastar con los cascos de su caballo a sus propios ballesteros si se interponían en su camino.  De ahí que el Segundo Concilio de Letrán prohibió el empleo de la destreza mortífera de arqueros y ballesteros pero, eso sí, sólo contra otros cristianos. Evidentemente estas prohibiciones serían ignoradas desde un primer momento sin que surtiesen efecto alguno.  
Una ballesta en el arte: Encargado por el gremio de ballesteros de Lovaina (Países Bajos) el Descendimiento de Roger van der Weyden muestra una ballesta en la forma de Cristo y en las esquinas en reconocimiento a sus donantes.44251e93-3bc9-433c-9e51-a1d908b73ea0

Armas de asedio

 Image Hosted by ImageShack.usTrabuco: se empleaba para destruir murallas o para lanzar proyectiles sobre los muros. Fue arma dominante de sitio en Europa entre el año 850 al 1350. Pariente mayor del onagro y la catapulta. Venía muy bien para lanzar material masivo, como rocas, animales muertos y mensajes. Los primitivos trabucos eran del tipo más simple: el de tracción. Un grupo de operarios, que podían llegar hasta los 250 hombres, tiraban mediante cuerdas del extremo corto del brazo, haciéndolo bascular sobre el eje. El paso decisivo fue añadirle un contrapeso fijo (que podía pesar hasta 20.000 kilos) al final del extremo corto del brazo. Esta innovación permitió aumentar considerablemente su potencia. Un trabuco mediano podía lanzar una tonelada de peso hasta los 180 metros de distancia.

Image Hosted by ImageShack.usCatapulta: Máquina para lanzar piedras u otros objetos sobre el castillo y sus dependencias. Existía un contrapeso para el lanzamiento. Los proyectiles seguían una trayectoria curva. Las piedras caían de arriba a abajo y se usaba para destruir las almenas de las murallas. No era probable dañar los muros. Se montaban fuera del alcance de las flechas de los defensores. La catapulta también servía para lanzar objetos ardientes que pudieran provocar incendios en los tejados de las casas. Las catapultas de tensión son las que funcionan gracias a que almacenan su energía, al ser tensado un arco de metal, madera o cuerno. Las catapultas de torsión son aquellas que son accionadas gracias a la fuerza almacenada al «torcer» una madeja de cuerdas, tendones o crin de caballo, según la época de que se trate. La catapulta de contrapeso funcionaba a base de un contrapeso, con una masa muy superior al peso del proyectil.

Image Hosted by ImageShack.usTorre de asedio: Se acercaban a las murallas y, a continuación, arrojaban desde ella una plancha hasta la parte superior de la muralla. Los soldados de la torre podían avanzar por la plancha y entablar la lucha cuerpo a cuerpo con los defensores. Se protegía con pieles húmedas para evitar que la quemaran. Se movía con lentitud y dificultad, a causa de su peso. Había que preparar la tierra con anticipación, normalmente con una calzada de tablas planas de madera encima de tierra fuertemente comprimida, para facilitar el movimiento de la torre. Un área para la lucha, situada en la parte superior de la torre, permitía disparar a los arqueros al castillo mientras se acercaba la torre. Si el primer grupo de atacantes provenientes de la torre lograba pasar, una corriente continua de hombres les seguía por la plancha para finalizar la ocupación del castillo.

Image Hosted by ImageShack.usBalista: La balista o ballista era una máquina de asedio similar a una ballesta, pero de grandes dimensiones. Disparaba grandes dardos o jabalinas por separado o en pequeños grupos, según el tamaño y estructura del modelo. Debido a su tamaño, debía sostenerse sobre un trípode y era manejada por varios hombres encargados de poner los proyectiles, tensar la máquina por un mecanismo de torsión y liberar finalmente el proyectil. Si la maniobra se hacía correctamente, el proyectil salía disparado a grandes distancias. Se usaba principalmente en los asedios, ya que una vez montada era difícil de apuntar con ella a objetivos móviles. Por lo general , la balista se construía en madera, aunque podía tener partes hechas o al menos revestidas de metal, y usaba cuerdas o tendones de animales como tensores.

Image Hosted by ImageShack.usAriete: Era un tronco bien grande con cabeza de hierro, introducido dentro de una abertura móvil y se hacía rodar hasta una parte de la muralla o una puerta. Una vez allí, se balanceaba el tronco hacia delante y hacia atrás. La fuerza de los golpes abría brecha en la placa de madera de la puerta o el muro de piedra, creando una abertura para el ataque. La parte de arriba del ariete estaba cubierta con pieles húmedas para evitar que ardiera. Llevar el ariete era para valientes, pues le caía de todo encima (desde aceite o agua hirviendo, a piedras, flechas, etc.). Las variaciones del ariete incluyeron a la barrena, el ratón, y el arpón de sitio. Éstos eran más pequeños que un ariete y se podían utilizar en espacios más limitados.

Image Hosted by ImageShack.usOnagro: El Onagro es una antigua arma de asedio del tipo catapulta, que tenía mecanismo de torsión. El nombre de onagro es una referencia al asno salvaje asiático del mismo nombre, conocido por su mal genio y que puede lanzar a un hombre a cierta distancia de una coz. Era montado en el lugar del asedio por, al menos, 8 hombres, sobre una base de tierra aplastada o ladrillos que disminuyera la vibración al ponerse en marcha. Constaba de un marco de madera que servía de base en el suelo, sobre el que se alzaba un marco también de madera (reforzado a veces con pieles) que servía de tope al brazo cuando éste salía disparado, evitando así su rotura. Este brazo estaba rematado en su punta por una cuchara o una bolsa de piel colgada en la que se cargaba una piedra pesada que podía lanzarse a una distancia de hasta 800 metros. Una variante suya fue el mangonel.

Fuente: Blog El caballero y la espada.

El escudo

  • Broquel: escudo pequeño y circular, de origen asiático, generalmente de cuero con el borde metálico. En la parte posterior contenía una cazoleta en el medio para proteger la mano que lo empuñaba. Fue sin duda un arma de defensa muy extendida a lo largo de toda Europa. Siendo fácil de transportar y cómodo de llevar a todas partes era raro el hombre de armas que, usando armas que necesitaban una sola mano, no lo portara como apoyo, a veces, incluso llevando armas de asta. Son muchos los documentos que hablan él, y lo atestiguan códices como el I.33 (año 1290) o manuales de armas como el de Marozzon (año 1568), desde la Edad Media hasta el Renacimiento. El broquel en algunas culturas está asociado con gentes de mal vivir, como el caso del término swashbuckler (algo así como «agita-broqueles»), que se usaba para definir a los alborotadores. No obstante, hombres de todas las jerarquías lo utilizaron para la defensa.
  • Adarga: escudo hecho de cuero y de forma ovalada, posteriormente con forma de corazón. Fue usado originalmente por la caballería musulmana de Al-Ándalus, con el nombre de addarqa (procedía del norte de África, estando en Fez el principal centro de producción). Extremadamente resistente a la espada y a la lanza. En los siglos XIV y XV la adarga fue utilizada por la infantería y caballería cristiana hasta que en el siglo XVI se hizo general el uso de armas de fuego. Aún siguió en uso incluso en el siglo XVII en combates de caballería entre la nobleza peninsular.

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(Adarga)

  • Pavés: escudo oblongo que cubría casi todo el cuerpo del combatiente.
  • Rodela: escudo redondo y de una sola asa, pequeño y más propio de infantes que de jinetes o caballeros. Embrazado en el brazo izquierdo, cubría el pecho al que se servía de él peleando con espada.

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(Rodela)

  • Tarja: La palabra es de origen germano, y la hemos recibido a través del francés, que denominaba al escudo indistintamente targe o targette. La transcripción nos da, por supuesto, tarja y tarjeta. Se usó principalmente en las justas o «torneos de tarja». Fue un pequeño rectángulo de cuero reforzado, con una escotadura en la parte superior del lado derecho para ayudarse con el otro brazo en el sostenimiento de la lanza; en él estaban grabadas, de la manera más atractiva posible, las armas o blasón del justador. Fue, precisamente, porque al final tuvo como función principal la de dar a conocer al justador, de advertir cuáles eran sus armas nobiliarias, por lo que acabó usándese como “tarjeta de presentación” del personaje. De forma romboidea. Otro tipo de tarja parece que fue de tamaño mucho mayor y cubría por completo el cuerpo del guerrero.
  • Targe: escudo de combate utilizado tradicionalmente en Escocia desde tiempos inmemoriales. De forma circular, su tamaño variaba desde aproximadamente 30 cm hasta casi 1 m. Todos cumplían con las dos funciones básicas de parar las flechas y desviar los reboleos de espadas y hachas. Siendo la madera el material preferido, algunos estaban confeccionados en acero, bronces o cobre. Por lo general, fabricados con madera de roble, se hallaban a veces recubiertos de cuero y con un bubón o media esfera de hierro en su parte central. Muchos modelos exhibían un aro de metal, en acero o bronce, que cubría el perímetro otorgándole mayor rigidez, así como diseños de arte celta pintados o grabados sobre la superficie exterior. Fue utilizado en todo el territorio escocés hasta 1746, fecha en que, tras la batalla de Culloden Mor, pasara a ser un elemento prohibido y cayera en desuso.

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(Targe)

Fuente: Blog El caballero y la Espada.

Órdenes militares.

Almanzor