Reliquias de Santa Ana: En 1205 llegaron a Chartres. Desde entonces se empezó a difundir la devoción por esta santa.
Clavo de la Cruz: La reina lombarda Teodelinda mandó construir en 595 la Catedral de Monza (antigua capital de los lombardos). En esta catedral se conserva la corona de hierro de Lombardía que según la tradición fue elaborada con un clavo utilizado en la crucifixión de Jesucristo.
Otro clavo de la Cruz: Se venera en la Catedral de Milán. Fue encontrado por Santa Elena, madre de Constantino, en Tierra Santa. Lo ocultó en el freno de un caballo. Después lo mandó colocar en una gran cruz de madera cubierta de cristal.
Túnica de San Vicente: Childeberto I hizo varias expediciones contra los visigodos de España. En el año 542 se apropió de Pamplona con la ayuda de su hermano Clotario I. Cercó Zaragoza, pero fue forzado a retirarse. De esta expedición llevó a Paris una preciosa reliquia, la túnica de San Vicente. En su honor hizo construir a las puertas de París el famoso monasterio de San Vicente, conocido posteriormente como St Germain-des-Prés.
Espina de la corona de Cristo y un dedo de San Pedro: Doña Sancha, hermana de Alfonso VII, nieta de Alfonso VI (siglo XII), regresó de una peregrinación a Roma trayendo estas dos reliquias. Las entregó a los monjes del Cister para que edificaran un monasterio y éste fue el de la Santa Espina en Valladolid, España.
Reliquias del Mártir Antolín, príncipe visigodo ejecutado en Toulouse a finales del siglo V. Según la tradición, el rey Wamba, después de derrotar una rebelión trajo desde Narbona el cuerpo del santo que fue depositado en la Cripta de San Antolín de la Catedral de Palencia (España).
El cuerpo de San Andres: Los cruzados tomaron Constantinopla en el siglo XIII; poco después, las reliquias fueron robadas y trasladadas a la Catedral de Amalfi, en Italia. Su cabeza fue trasladada a Roma en 1462 y fue colocada en la Basílica de San Pedro. El papa Pablo VI, como gesto ecuménico, la devolvió a la iglesia ortodoxa en 1964.
Las reliquias de Santa Genoveva, patrona de París, nacida cerca de Nanterre (Francia). En el siglo V. Luis XV de Francia levantó una nueva iglesia en su memoria en 1764. En 1793, durante la Revolución Francesa, el gobierno transformó esta iglesia en el Panteón, donde situaron bustos de franceses famosos en los lugares de honor y el féretro de plata en el que reposaban sus restos fue fundido, al tiempo que las reliquias fueron quemadas y esparcidas al río Sena.
La Catedral de Oviedo en Asturias (España), es llamada sancta Ovetensis por la calidad y cantidad de reliquias:
Los peregrinos a Santiago durante la Edad Media tenían allí una parada obligada por el reclamo de estas reliquias. Se guarda entre otros objetos una hidria (cántaro o tinaja) que según la tradición y la leyenda proviene de las bodas de Caná.
También se custodia en esta catedral una Sábana Santa o Santo Sudario dentro de un marco de madera chapeado de plata del siglo XVIII, guardado en un armario con 2 llaves, una en poder del arzobispo y otra en poder del Deán de la Catedral. En el congreso internacional que se celebró en Oviedo en 1995 se determinó que el Santo Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de la Catedral de Turín estuvieron en contacto con el mismo cuerpo.